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Artículo publicado en la revista Verdemente. Marzo 2008. Pág. 38.

En la naturaleza, todos los seres vivos, a lo largo de su paso por la tierra, sufren una o varias transformaciones morfológicas y fisiológicas con el fin de adaptarse a los diferentes hábitats y hacer frente a los cambios del medio en el que se desarrollan. La mariposa es un claro ejemplo de ello.

Para que la mariposa llegue a convertirse en ese ser alado y esplendido, lleno de colores, formas y tamaños, primero debe pasar por una ardua, y algunas veces, molesta transformación, donde debe mudar varias veces su “piel”, siendo larva, luego como pupa, hasta llegar al último estadio como adulto. Este proceso puede llevarle de diez días hasta un año.
Este conjunto de transformaciones internas y externas que sufre la mariposa, es conocido como Metamorfosis.
La metamorfosis es el ciclo comprendido desde su gestación, hasta su estado adulto, y es esa flexibilidad y capacidad de cambio continuo lo que le permite sobrevivir en el medio.

El ser humano no es la excepción, ya que tambien tenemos esa capacidad de transformación, para convertirnos en canalizadores de nuestra propia energía y desplegar nuestras alas en todo su esplendor. Sin embargo, para que podamos llegar a este estado de completa libertad, debemos realizar cambios internos, utilizando en ellos toda nuestra capacidad natural de autocuración.

Pero que clase de cambios debemos realizar?
Existen diferentes factores que influyen en el periodo de gestación: la manera de ser de nuestros padres, el entorno y la cultura del mundo en el que vivimos, el grado de evolución que el hombre ha alcanzado, etc. pero estos factores son solamente materiales. Antes de la gestación hay influencias cósmicas no materiales que afectan a toda nuestra existencia y sin embargo pocas veces lo reparamos en ello.
Estas influencias cósmicas han acompañado al ser humano durante muchas generaciones y durante muchas vidas, a esto se le llama karma. El karma es la expresión del universo, basada en la ley “causa-efecto”, esto significa que lo que hagamos en una vida afecta la calidad y los acontecimientos de la próxima, por lo que debemos tener en cuenta que los actos tienen consecuencias más allá del aquí y el ahora, y de nosotros mismos.
Todo esto da forma a nuestros esquemas de vida, que se establecen primordialmente durante el período prenatal. No somos, en esencia, la conciencia desarrollada durante la gestación, sino el resultado de todas las influencias pasadas y presentes.

En la mayoría de los casos, no somos concientes de la importancia del proceso de gestación y de todo nuestro bagaje anterior; nos basamos en la premisa de que la vida consciente comienza con el nacimiento y que nuestras características actuales se formaron durante la infancia.
De esta manera, durante el período de gestación, los nueve meses entre la concepción y el nacimiento, se establecen nuestras estructuras físicas, mentales, emocionales y de comportamiento. Nuestra vida, después del nacimiento, se esboza y está influenciada por este período de gestación, y es esta estructura de tiempo la que tiene que ser liberada y transformada, siendo concientes que más allá del tiempo y del espacio hay una estructura inmaterial, fuera de espacio y tiempo que afecta y esta presente en el momento de la concepción.
Para ayudar en este proceso, contamos con la Técnica Metamórfica, que retoma la cualidad innata (pero olvidada), de la autocuración, que parte del principio básico de que la vida lo impregna y lo supera todo y actuá como un poder sobre la materia para transformarla en “Fuerza Vital” o “Fuerza de Vida”.
La vida es creación y de la creación nace el movimiento, ése movimiento produce cambios, y es la fuerza vital la que alimenta esos cambios a lo largo de la vida. Por eso un estado nunca es permanente ni estático, aunque sea lento, siempre hay un movimiento y un cambio.

Nuestro propio movimiento y nuestra capacidad de cambiar pueden ser obstaculizados, pero toda la fuerza de vida está esperando a que decidamos reconocerla para conducirnos a un estado de mayor libertad.

El principio de la Técnica metamórfica, es reconectar al individuo con su periodo prenatal, a través de un “masaje” en los puntos reflejos de la columna vertebral situados en los pies, las manos y la cabeza. A partir de entonces, se iniciará el proceso de cambio, que se expresará en lo que piensa, siente y hace. Esto gracias a que en los pies se refleja el ser humano completo, y desde ellos podemos inducir cambios globales. De ésta manera se recupera la fuerza vital, que fue generada en el período de gestación; los bloqueos de energía pueden ser eliminados, reavivando el potencial de auto-curación.

El hombre, desde la medicina tradicional, es contemplado por partes individuales en el proceso de curación, pero en la medicina holística se reconoce que la persona no debe ser tratada como una colección de partes, sino como un todo, como una entidad viva integral, ya que como seres vivos que somos, en constante evolución y movimiento, tenemos dentro de nosotros la capacidad de cambiar y de autocurarnos.

El masaje metamórfico deshace bloqueos en el tiempo, es decir que trabaja en el «No-Tiempo».

El efecto del masaje es placentero y relajante; suavemente, sin apenas darse cuenta, se van produciendo los cambios, a veces al paciente le cuesta reparar en ellos, pero sí lo observa en su entorno, por ejemplo, modos de actuar ante los demás, tomas de decisiones inusuales, reacciones distintas a las comunes. Es probable que tenga sueños reveladores, que se desarrolle su percepción, su autoconfianza, mostrándose ante los demás y ante si mismo, mas asertivo.
Nuestros pies son los pilares de nuestro organismo, reflejan nuestro posicionamiento en el mundo, nuestra forma de recorrerlo, sentirlo y amarlo. Son la base de nuestra autoafirmación.
Vale la pena regalarnos un tratamiento de Técnica Metamórfica para darnos la oportunidad de recorrer el sendero con confianza y seguridad.

Isabel Perez Broncano
Reflexóloga Terapeuta de Técnica Metamórfica
Directora de ranvvai Escuela de Reflexologías y
Centro de Terapias Naturales

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