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Artículo publicado en la revista Universo Holístico. Nº 56,  pág. 14. Enero 2013.

Las habilidades sociales, las dotes de comunicación, el saber estar y el arte de manejar el protocolo social y profesional, son habilidades importantes para acompañar al Reflexoterapeuta en la aplicación de su técnica y su trabajo interior. Cuando se combinan estas artes, hablamos de la Imagen Personal y Profesional (IPP)

Como ya hemos dicho en muchas ocasiones, ser Reflexólogo Podal Integral es estar en un continuo trabajo interior y en una constante preparación. El terapeuta, conocerá y sabrá aplicar todas las técnicas de éste arte para mejorar las diferentes dolencias y molestias del paciente. De igual manera, es importante conocerse a sí mismo y saber que su forma de trabajar con el paciente influirá de manera positiva o negativa dependiendo de cómo lo haga: evidentemente, si es un terapeuta respetuoso, amoroso, sensible, empático, generoso y prudente, el resultado del tratamiento será un éxito, de lo contrario puede perder la confianza del paciente y el tratamiento no solo será un fracaso, sino que puede ser perjudicial.

Este trabajo constante de formación y preparación interior, irá acompañado de una Imagen Personal y Profesional en donde el futuro terapeuta, sea muy consciente de lo que quiere transmitir.

Nosotros mismos, como clientes de otros servicios: una peluquería, una tienda de ropa, un spa, un centro estético etc.,¿accederíamos a sus servicios si vemos a un profesional con una imagen poco correcta para el servicio que nos va a prestar? ¿O con una actitud ante la vida pesimista, derrotista o agresiva?

Lo mismo pasa con los pacientes, aunque confíen en la técnica, es indispensable que también puedan confiar en el terapeuta, y esta confianza hay que generarla. Es importante que el exterior, sea un fiel reflejo del interior. 

La propia imagen, es la mejor tarjeta de presentación. Personalmente creo que pocas personas asistirían más de una vez a la consulta de un terapeuta que no transmita comodidad a través de su estilo, ya que si bien es cierto que lo importante es lo de dentro, el aspecto externo hace que se cree un vinculo de confianza y tranquilidad o de desconfianza e incomodidad. Basándonos en esto, podemos comprobar cómo dependiendo del estilo del Terapeuta éste atraerá a un tipo determinado de pacientes.

Por ello, es importante que se apliquen unos buenos códigos de imagen externa y de comunicación, que ayuden a la comprensión del mensaje que el terapeuta desea transmitir.

El Reflexólogo como Modelo

Al convertirte en Terapeuta, te conviertes en una “autoridad”, en un Modelo a seguir y la buena imagen de un modelo comunicará correctamente la filosofía de éste. No se es Reflexólogo sólo cuando utilizas la profesión a modo de personaje, hay que convertirse en un verdadero Terapeuta y comprender que esta profesión, no es un traje que uno se quita o se pones cuando entra a la consulta o cuando esta cercano a un paciente. No estarás trabajando las 24 horas del día, sin embargo, el espíritu y la vocación, siempre te acompañarán. Ser Terapeuta es algo que se interioriza, se exterioriza, se vive, transmite y se proyecta, no sólo como profesional sino como persona.

El primer paso para conseguirlo, es saber cuáles son los mensajes o mensaje que se desea transmitir y proyectar, algunos de estos pueden ser: ¿Cómo quiero que se sienta mi paciente cuando llega a la consulta? ¿Qué mensaje quiero transmitir a mi paciente? ¿Qué quiero que recuerde cuando salga de mi consulta? ¿Cómo quiero que se sienta cuando termine el tratamiento? ¿Qué quiero que transmita a otros de ésta experiencia terapéutica?

Antes de responder estas preguntas, es importante hacerse consciente de que representas y practicas, una profesión que influye y puede cambiar la vida de las personas que acuden a ti con dificultades. Con tu forma de aplicar una terapia, haces que el Maestro que te transmitió una enseñanza, un método y un conocimiento, esté siempre presente energéticamente a través de ti, dejando aflorar su sabiduría. En la antigüedad y desde siempre, los Maestros y los Discípulos eran uno, ¿cómo puede existir un maestro sin un discípulo o un discípulo sin un maestro?

El Maestro es ese Ser al que quieres y al que sientes la necesidad de modelar. Él, es el modelo elegido consciente o inconscientemente que te guiará y te acompañará siempre en tu camino terapéutico. Cuando decimos Maestro, no hablamos de un místico, estamos hablando de una persona completamente humana, con dificultades y problemas como nosotros mismos y que sin embargo, ha adquirido la capacidad de trascenderlos y de esa manera ejercer la Maestría. 

El Terapeuta a su vez, deseará y querrá ser un Maestro para sus propios pacientes.

Tu IPP

Como ya hemos dicho anteriormente, es importante valorar un aspecto fundamental: tu Imagen Personal y Profesional.

Es importante conocer todos aquellos códigos que las personas emitimos consciente o inconscientemente, el objetivo es el de adquirir unos correctos hábitos en lo que se refiere a la consciencia de nuestra imagen externa, a nuestro estilo, a lo que proyectamos al expresarnos y a las habilidades sociales que somos capaces de utilizar.

Es primordial que hasta los aspectos más básicos de nuestras manos, sean tenidos en cuenta: mantenerlas limpias, suaves al tacto, con las uñas cortas, sin maquillar o maquilladas suavemente. Ellas, son nuestra herramienta de trabajo y nuestro elemento de transmisión terapéutica más importante.

Del mismo modo, la ropa, la conducta y nuestra capacidad de comunicación verbal y no verbal, son esenciales porque: “Cuando representamos a un Modelo, somos el Modelo a seguir por otros”.

En un primer momento, la primera impresión para los pacientes proviene de nuestra apariencia, luego hay otros aspectos referentes al protocolo social, como las fórmulas de cortesía que utilizamos en el saludo, nuestros movimientos al andar, nuestra manera de acompañar al paciente a la consulta y de introducirle en el tratamiento. Todo esto, son elementos que conformarán los códigos de comunicación sobre los que es necesario incidir y trabajar.

Nuestra estupenda imagen externa se puede desmoronar como un castillo de naipes si no saludamos al paciente correctamente, si nuestro tono o ritmo de voz no es el adecuado o si nos quedamos paralizados sin saber cómo actuar en un momento dado.

No podemos olvidar, además, que entre las expectativas del paciente está el recibir una atención única y personalizada, necesita un mimo especial y una sinergia de emociones, que serán responsabilidad del Terapeuta Profesional Integral. Cuando la imagen de un terapeuta es positiva, la imagen de todo lo demás, es vista por el paciente del mismo modo: la de la consulta, la de la terapia y la del propio Terapeuta.

Tú eres responsable directo de la imagen que se lleven tus pacientes de ti y de la terapia, de ello dependerá la fidelización o no de los mismos. Tu manera de estar, de comportarte, de vestir, de hablar y de aplicar la terapia influye determinantemente en el recuerdo y en la “experiencia sensorial” que les quedará de ti y de tu consulta.

Isabel Pérez Broncano.

Reflexóloga – Autora del libro Reflexología Integral.

Directora de Ranvvai Escuela de Reflexologías y Centro de Terapias Naturales.

 

 

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