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Se acaba el verano, las vacaciones, la playa, el relax, y los amores de verano… y entre todo eso, te habrás encontrado con tiempo para reflexionar.

¿Quiero seguir otro año más conviviendo con la monotonía de un trabajo que no me llena? ¿Y si me decidiera a hacer algo que me apasione? Lo primero, me deja en la zona de confort; lo segundo, me saca de ella, ¡pero me haría tan feliz!

Hay trabajos que te hacen feliz día a día, exactamente igual que sucede con los amores de verano… y también, como en ellos, siempre asaltan las dudas: ¿será pasajero? ¿Será definitivo y se convertirá en el amor de mi vida?

¿Te gustaría que la Reflexología fuera uno de los amores de tu vida?

Déjame que haga de celestina y te ayude a descubrirlo a través de algunas preguntas extraídas de algunas consultas que me hacen las personas que quieren formarse en `Expertos en Reflexoterapia Podal Método Ranvvai´, y entran en mi web. Son preguntas a las que habitualmente respondo en las Sesiones de Orientación al Futuro Alumno (SOFA), y estoy segura de que a ti, también te van a ayudar.

¿Y quién soy yo para permitirme semejante osadía? pensarás tú.

Es fácil que te preguntes esto si no me conoces… Te cuento acerca de mí.

Soy Isabel Pérez Broncano; me autorizan a responder estás preguntas mis más de 43 años de contacto con la Reflexoterapia, y mis más de 32 de dedicación totalmente profesional.

Entré en contacto no profesional con uno de mis amores, la Reflexoterapia, en el año 1976 a través de unos laboratorios de productos de cosmética natural, que trataban la piel teniendo en cuenta el interior para, posteriormente, cuidar el exterior. Esto en sí mismo, fue todo un descubrimiento para mí, y te garantizo, ¡que algo poco o nada común en aquella época!

Como casi siempre ocurre en las cosas del corazón, el amor por la reflexoterapia me encontró desprevenida y di unas vueltas hasta descubrir que era el amor de mi vida.

Reflexología Podal: Un amor que se va fraguando con el tiempo

Hoy sé que no fue por azar, sé que fue una sincronía, una causalidad. Lo sé de manera totalmente cierta porque, aunque no se quedó para siempre al principio, al cabo de unos pocos años fue el eje central de mi vida profesional.

¡Lo fue, lo sigue siendo y creo que lo será de forma pasional, duradera y de por vida!

Entré en contacto profesional con la reflexología por primera vez en 1985 en la Escuela Naturista Hipócrates. Llegué a este centro de Naturopatía a través de una de las colaboradoras del ´Centro de Estética y Peluquería´ que acababa de cerrar.

Allí me encontré con mi gran amiga y compañera de Naturopatía, Carmen Pulgar, una «Maga» de las Terapias
Naturales en general, y de la Reflexología en particular con la que, durante tres años, compartí clases y tareas de Naturopatía y prácticas, muchas prácticas de Reflexoterapia, ya que ella era una experta.

A ella le debemos mis alumnos y yo la frase de «tú, toca y toca y después, toca y siente» ¡Esa era siempre la respuesta que, ante mis múltiples dudas de reflexóloga principiante e inexperta, mi querida amiga me daba!

¿Qué es lo más importante para ser un gran Reflexólogo?

Son muy importantes varias cosas: la actitud positiva ante la vida, la coherencia entre lo que se hace y se vive, la humanidad hacia los demás, la empatía que se tenga, la sensibilidad ante el dolor ajeno, la capacidad de no enjuiciar al otro, la confianza en que el organismo sabe sanarse, la destreza de desarrollar la intuición y la percepción… y así podría seguir con muchas más cosas, al fin y al cabo, ser reflexoterapeuta, es un estilo de vida.

¿Cómo vamos a pretender enseñar a otros a ser positivos ante los avatares de la vida, si no sabemos hacerlo nosotros? ¿Cómo vamos a defender ante un paciente las terapias naturales o la dieta depurativa, si nos cuidamos con fármacos químicos y comemos comida basura?

¿Cómo vamos a lograr que el paciente confíe en nosotros, si no somos cien por cien empáticos y comprensivos con él? ¿Cómo vamos a pedirle que no se juzgue y que se respete, si no aprendemos a desarrollar una gran sensibilidad para comprender sus debilidades y fracasos?

¿Qué es más importante: la teoría o la técnica?

Si bien, saber aplicar la técnica es imprescindible y, sin saber hacer la técnica, no es posible aplicar un tratamiento de Reflexoterapia, ésta tiene que estar apoyada y soportada por unas sólidas bases teóricas que sirvan de pilares. De lo contrario, andaremos como elefante por cacharrería haciendo trizas el tratamiento, y lastimando las piezas de porcelana fina más valiosas del bazar.

 ¿Cómo es de importante la técnica reflexológica?

Si no sabemos diferenciar un masaje de un tratamiento de Reflexoterapiadifícilmente sabremos aplicar la técnica reflexológica. Para hacer un tratamiento, hay que saber que no se aplican técnicas de masaje, sino  técnicas reflejas de digitopuntura o digitopresión.

¿Cómo puedo evitar las lesiones que pueda ocasionar aplicar la técnica?

Podemos estar muchas horas sentados si aprendemos a adoptar una postura correcta. Sentándonos rectos, con los hombros relajados y bajos, las lumbares arqueadas y la pelvis basculada, se relaja mucho toda la musculatura de la espalda y el cuello. Además, manteniendo el cuello, la boca y la lengua relajada, conseguimos que la saliva fluya, se evitan muchas tensiones y se protege la ATM (articulación temporomandibular).

Si logramos ser conscientes de nuestra postura y nos entrenamos en mantenerla, comprobaremos que nuestras manos tienen mucha energía, fortaleza (que no fuerza) y seguridad. A la vez, estarán relajadas y receptivas a las sensaciones para aplicar un tratamiento, en el que no recojamos tensiones del paciente, ni le transmitamos o contaminemos con las nuestras.

Si nos entrenamos, podremos mantenernos sentados durante horas realizando las presiones de digitopuntura necesarias para aplicar un buen tratamiento de reflexología podal a varios pacientes al día, sin tener tendinitis u otras lesiones en las manos o en los brazos y hombros.

Con un curso de reflexología de fin de semana, ¿puedo hacer un tratamiento? 

¡Desde luego que no! Ni siquiera siendo un profesional que conoce a la perfección el funcionamiento del organismo humano, sería posible.

Desde mi punto de vista, los seminarios de fin de semana son para hacer algún curso de introducción a la reflexología y ver si esta terapia manual es de nuestro agrado, comprobar cómo es la experiencia de tocarle los pies a otra persona y notar cómo nos sentimos aplicándole a otros alguna de las técnicas básicas al llevar a cabo una pequeña rutina reflexológica.

Yo también imparto cursos Post Grados de fin de semana, como por ejemplo, infertilidad, tratamiento del dolor, técnica metamórfica, meridianos de acupuntura en pies y en manos, comunicación terapéutica y otros. Estos, están siempre enfocados a profesionales y tienen una temática muy concreta, en los que los terapeutas aprenden técnicas especializadas para hacer más eficaces sus tratamientos.

Al final, todo depende del grado de especialización y de la calidad de la formación que esté buscando el alumno. Hay personas que su interés inicial es conocer las bases de la técnica y finalmente, al igual que me pasó a mí, se acaban enamorando de esta terapia.

Aquello que parecía que iba a ser un idilio pasajero, llegó con tanta pasión, que se quedó para siempre convirtiéndose en uno de los amores de su vida, y vivieron felices por el resto de los días.

“Deseo que tu amor de verano te dure, por lo menos, cincuenta veranos más”

Isabel Pérez Broncano
Reflexoterapeuta
Directora de Ranvvai Escuela de Reflexologías 

¿Necesitas que te cuidemos con Reflexología Podal?

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